El tema sanitario

Estamos en esto de la colombofilia por diversas razones.

El objetivo último siempre resulta el mismo: conseguir criar y adiestrar palomas capaces de las mejores gestas deportivas. En eso invertimos grandísimas dosis de energía personal y de tiempo, siempre dándole vueltas a las parejas, a los pedigríes, siempre enredando con los adiestramientos, con la limpieza, con el progreso que necesitamos a nivel colectivo, con las mejoras que nos dan ese “plus” para poder sobresalir de entre los colegas, siempre sufriendo con los depredadores.

También comprometiendo, a veces, en mayor o menor medida, posibilidades en los ámbitos familiares, profesionales o del ocio, no me digáis que no. Menos mal que compensa: que ver llegar a nuestras atletas, o una buena parrafada colombófila con los amigos suponen nuestra mayor satisfacción.

Porque este es el otro gran objetivo, la convivencia.

Voy a comentar algunos aspectos sanitarios de la mano de Enrique, de sus andanzas y de sus industrias colombófilas.

Conozco a Enrique Freire desde hace casi veinte años y se de su esfuerzo y dedicación a la colombofilia, de su gran voluntad por volar buenas palomas.

Construyó hace años un óptimo y saludable palomar, como nunca se había visto otro por aquí, bien se notaban sus visitas a colombófilos de otras latitudes, cuando, llevado por sus singladuras de marino mercante, buscaba afanosamente palomares de mensajeras en cuanto llegaba a cualquier puerto del mundo.

Hizo Enrique un palomar sin humedades, bien ventilado y con un aislamiento térmico aceptable. La orientación fue la que le tocó en suerte. Podría mejorarse, pero no había otras posibilidades.

Desde que está definitivamente en tierra, se afana cada día en raspar a conciencia el suelo, los posaderos y los nidos. Limpia con esmero los comederos, bebederos y recipientes para el grit. Emplea a menudo el soplete, y encala su palomar un par de veces al año. No le da tregua a insectos y gorriones, y está siempre alerta a las posibles invasiones de los roedores.

Se preocupa de no caer en la tentación de la superpoblación y ofrece siempre a sus pupilas una mezcla de calidad, seca, limpia y variada, adecuada siempre a las distintas épocas del año.

Las palomas que le ofrecen, las extraviadas y las que vuelven muy tarde de los concursos, van a un cuarto que tiene donde son observadas y tratadas antes de dejarles franca la puerta del palomar.

El manejo de la colonia de Enrique es modélico. Las palomas se adiestran a su hora, el método está contrastado y la paciencia es un valor bien arraigado en su casa.

Sus palomas no pueden tener queja.

Pero, así y todo, el buen control sanitario de su colonia no le puede garantizar a Enrique -en absoluto- el ciento por ciento de salud en su palomar… si los otros palomares de su entorno no consiguen el mismo grado de control.

Los palomares no son entidades independientes. Se comportan como grupos de interrelación, lo que favorece la homogeneización de los problemas en la población general. Es necesario que nos metamos en la cabeza que debemos controlar la situación sanitaria globalmente, considerando a todos los palomares de los clubs como si fuesen un único palomar. Tenemos que darnos cuenta de que, en cuanto cualquiera integrante del grupo haga mal las cosas a nivel sanitario, se está comprometiendo el futuro deportivo de los demás miembros.

El enceste es uno de los lugares en donde los problemas se uniformizan: Atención a la salud de las palomas que se encestan. Y a la limpieza de las cestas. Cambiar la cama de paja o los cartones, lavar los bebederos… y no encestar más palomas de las debidas en cada cesta, que la superpoblación no solamente hay que tenerla en cuenta en los palomares.

Debemos ser extremadamente cuidadosos con las condiciones del transporte, pues pueden llevar los riesgos sanitarios hasta el límite. Optimicemos el sistema de ventilación y el aislamiento térmico de los camiones, testemos el grado de humedad y la temperatura en su interior durante el viaje hasta el punto de suelta con la vista puesta en futuras mejoras, cuidemos que la comida esté en inmejorables condiciones, que el agua de bebida no sea insalubre, que los bebederos se laven concienzudamente antes de cada nuevo embarque…

Considerar que mil palomas liberan 54.300 Kcal. en 24 horas, 2262,5 Kcal. por hora, calor que tiene que ser disipado. Que mil palomas consumen, a 33ºC, 15.780 litros de oxígeno en 24 horas y que liberan 1.585 litros de CO2. Que mil palomas producen, también, 4 litros de agua, como vapor, a 40ºC, en 24 horas (1). No hay ninguna duda de que debemos ser extremadamente meticulosos con las condiciones de los transportes que utilizamos.

Bien, está claro que tenemos que cambiar algunas cosas, pero alguien deberá hacerlo… ¿quién? ¿De quién es la responsabilidad del cambio, de las mejoras?

Por supuesto, de todos y de cada uno de nosotros. También de los directivos de los clubs, de sus comisiones deportivas. Y, cómo no, también de nuestra federación, que viene a ser como cerrar el círculo, porque la federación somos todos.

Y todos estos esfuerzos para conseguir que palomas como el “Chaíñas” de Enrique tengan la oportunidad de mostrar su valía.

Aunque que no sólo por las palomas, también para que la gente joven y los nuevos socios que se asoman a esta nuestra actividad, tengan alguna posibilidad de que les prenda la afición, porque sin salud en el palomar, resulta imposible conseguir satisfacción deportiva alguna.

El colombófilo precisa agenciarse un palomar donde la salud se obtenga sin esfuerzo y para que las buenas palomas que en él se alojen puedan demostrar la pasta de la que están hechas, porque, sin salud, los tesoros de calidad son transformados rápidamente en vulgar chatarra. El éxito deportivo nace del equilibrio existente entre palomar, paloma y colombófilo, las tres piedras angulares de nuestro deporte. Todos igualmente importantes, todos, los tres, motivo de sinsabores cuando son lastrados por las carencias.

El estado de salud lo determina la interacción del individuo con el medio, y los comportamientos inadecuados están en la génesis de la mayoría de los problemas de salud.

Para conseguir una situación inmunológica óptima que les permita a nuestras palomas una buena interacción con su medio, las condiciones del alojamiento se antojan cruciales: huir de la superpoblación y evitar el estrés son objetivos fundamentales. El sol y el oxígeno resultan básicos. El palomar debe estar bien aislado, sin humedades, con una ventilación equilibrada, y sin corrientes de aire. Y debe estar bien orientado porque el sol de la mañana resulta todo un regalo para la salud.

La alimentación es otro factor clave: la calidad del grano, su grado de humedad y a adecuación de la mezcla a la época del año son factores decisivos de salud. Las verduras frescas, la levadura de cerveza, el ajo, la miel, el limón, el vinagre, los probióticos, ciertas tisanas, un buen grit… son productos complementarios que pueden ayudar a mejorar las condiciones de salud de nuestras campeonas. Pero si lo que se buscan son productos milagrosos… personalmente soy bastante escéptico: la verdadera clave está en las palomas de “clase”, con salud, alojadas en un hábitat adecuado, y bien conducidas para que consigan el estado de forma en el momento culmen.

¿Qué puedo darles a las palomas para hacerlas más saludables? – preguntan algunos colombófilos. Esta es, probablemente, una pregunta equivocada. La pregunta debería ser: ¿“Qué puedo hacer para obtener palomas resistentes, fuertes por naturaleza, palomas con una buena inmunidad, que no necesiten permanentemente de medicamentos?”. La respuesta es simple: la selección (…) En el deporte colombófilo muchos caminos pueden llevarnos al éxito. Pero existe una cosa que todos los campeones tienen en común. No tienen piedad de las aves que no se mantienen en permanente buena salud o que, constantemente, necesitan de medicamentos para mantenerse en buena forma física (2).

Es una evidencia que nuestra realidad actual es hoy en día deficitaria de ayuda técnica veterinaria. Nosotros mismos diagnosticamos, tratamos… a veces con criterio, a veces sin él. Por mucha clarividencia y sensatez que tengamos, resulta una carencia importante tener que conducir la colonia dando palos de ciego. Conseguir hacernos con apoyo veterinario es un objetivo que no deberíamos tardar en conseguir. Pero mientras tanto, mientras llegamos a eso, no perdamos de vista que la prevención es el mejor camino. Mucho mejor prevenir que verse en la necesidad de tratar.

El segundo punto que no podemos olvidar es que sin diagnósticos certeros los tratamientos pueden convertirse en verdaderos elementos de maltrato para nuestras palomas.

Y, en tercer lugar, no olvidemos que es posible que ciertos problemas individuales se solucionen mejor con un enfoque colectivo, unitario, global, federativo.

El plan de futuro debería de pasar por la realización de un “diagnóstico de salud” de la comunidad colombófila. Necesitamos una primera “foto” epidemiológica que nos muestre el escenario de salud en el que nos movemos. Para esto necesitamos definir y consensuar indicadores fiables que objetiven, de la manera más precisa posible, la realidad de nuestra situación. Aunque ya sepamos más o menos de qué va la cosa. Este trabajo debería estar en manos de profesionales externos e imparciales con los que deberíamos colaborar todos los clubs y todos los colombófilos.

Una vez conocidos los detalles de la situación, de si hay mucha salmonelosis o poca, del tanto por ciento de huevos hueros, o de pichones muertos en el nido, de si tendríamos que mejorar temas de higiene, de si el calendario de vacunaciones es el más adecuado, de si vacunamos o no vacunamos en condiciones, etc., etc., etc. A continuación, y basados en la evidencia de estos datos, sería cuando sería necesario diseñar una estrategia de mejora:

Fundamentalmente,

Modificación de hábitos nocivos (por medio de campañas educativas).

Generalización de políticas de bioseguridad.

Edición de protocolos.

Vacunas obligatorias (Paramixovirosis y Difteria).

Dentro de este último punto, la mejora del circuito de la “red de frío” por el que tienen que circular las vacunas desde que salen del laboratorio del fabricante hasta que se les administran a las palomas es una necesidad y un reto. No podemos permitirnos dudas sobre esto. De poco serviría vacunar con productos que hubiesen perdido su capacidad biológica.

Y luego, periódicamente, nuevas evaluaciones de la situación y adecuación subsiguiente del plan estratégico de salud a las novas realidades.

Dentro de las campañas educativas, debemos propiciar que mejore el nivel de formación colombófila del grupo. Afortunadamente hoy tenemos unas posibilidades de información que hasta hace pocos años ni sospechábamos. Y en este campo el acceso a Internet ocupa un lugar de privilegio. Así que mantengámonos informados, favorezcamos las tertulias y las charlas en el seno de los clubs, estemos atentos a los periódicos, revistas y libros, naveguemos por la red… siempre hay algo que aprender, que constatar.

Por ejemplo, las citas que siguen a continuación para ilustrar algunos detalles importantes sobre las enfermedades más comunes, todas ellas recogidas en la red, firmadas por destacados personajes de la colombofilia internacional, todos ellos verdaderas autoridades en la materia.

Empezaré subrayando el “top-3 negativo”, las dolencias más frecuentes e importantes que podemos encontrarnos, según la opinión del veterinario belga, Sr. Henk de Weerd (3):

Para palomas adultas:

Problemas respiratorios

Tricomonas

Salmonela

Para palomas jóvenes:

Problemas respiratorios

Adeno-Coli

Tricomonas

Respecto a las enfermedades respiratorias, el citado Dr. de Weerd afirma que más del 50% de los pichones tienen problemas con complejo ornitosis, lo que provoca entrenamientos deficientes, grandes pérdidas y resultados muy poco satisfactorios en las carreras (3).

El papel que juegan los palomares en la génesis de estas dolencias es crucial. Algunos palomares son auténticos “sanatorios” mientras otros sufren lo indecible para lograr alcanzar la forma.

Cuando alguien necesita medicar reiteradamente contra las enfermedades respiratorias, lo más prudente será analizar las características de las instalaciones”, (4) dice al respecto el Dr. Carlo Gyselbrecht, el conocido veterinario de Pigeon Paradise.

La tricomoniasis también está representada en el citado “top-3 negativo” tanto en las categorías de pichones como en la de adultas. Quiero poner unas palabras del Sr. Ad Schaerlaeckens, conocido cronista colombófilo holandés, gran campeón en carreras de Medio Fondo y gran valedor de las corrientes naturalistas en nuestra actividad. Veamos lo que dice a este respecto:

Cuando las palomas están criando son más vulnerables (a las tricomoniasis) pues las tricomonas parecen sentirse bien en la papilla. Los colombófilos deben estar alerta permanentemente en épocas de temperaturas elevadas y cuando las palomas permanecen durante varios días en las cestas. (…) Si las palomas estuviesen infectadas de tricomonas durante todo el año, esta puede transformarse en una infección peligrosa que puede abrir la puerta a toda clase de enfermedades, especialmente al E. Coli” (2).

Y el Dr. Gyselbrecht apostilla: “…La mayoría de las veces no es un problema grave. En relación con las voladoras, recomendaría una cura de 5 días antes de la temporada de carreras y cuando acaba. Y una cura de 2 o 3 días cada 3 semanas durante las carreras, (…) pero me gustaría decir que la enfermedad más importante es la salmonelosis: cuanto más lejos, más fácilmente mantendremos a un alto nivel la salud general del palomar”.

Efectivamente, todos hacen énfasis respecto a la gravedad de la salmonelosis. Schaerlaeckens, el hombre que denuesta el uso de antibióticos de manera sistemática (a los que echa una buena parte de las culpas de la perdida de vitalidad en muchas colonias), ese que había afirmado en una ocasión que ya no se acordaba cuando había ido por última vez a la consulta del veterinario (y eso, para llevar al perro), trata en cambio todos los años, religiosamente, contra la salmonela: “No corro riesgos y cada otoño trato a todas mis aves durante una o dos semanas contra la Salmonela, incluso sin hacer ningún tipo de analítica que confirmase la enfermedad” (2).

De Weerd confirma la gravedad del problema (habla de un 40% de palomas portadoras), y es de la misma opinión: “No correr riesgos y medicar anualmente durante un período de dos semanas, incluso sin que haya enfermedad confirmada: difícilmente vamos a tener las palomas libres de enfermedad al 100% pero, sin duda, evitaremos un montón de problemas” (3).

La emergente enfermedad de los pichones, o síndrome por Adenocoli, está resultando ser el mayor problema en pichones durante la última década. De Weerd nos habló de ella hace ya 10 años, en 1998, en el I Simposium de Colombofilia que habían organizado los entusiastas colombófilos leoneses. Sus síntomas, decía, eran fundamentalmente vómitos y diarrea, con excrementos verdosos o amarillos, con pérdida de apetito y una obnubilación que hacía que no atendiesen a la llamada para comer. Produce enflaquecimiento y una alta mortandad. Puede afectar hasta al 70% de la cría e implica a menudo a un virus altamente problemático, el Circo-virus, con lo que la situación se complica todavía más. Los síntomas son, a veces, coma los de la Paramyxo, pero en estos casos las palomas beben mucha más agua y pueden tener algunos problemas nerviosos añadidos.

El “Adenocoli” (asociación de la infección por Adenovirus y por Escherichia coli), puede tener dos formas de presentación: (5)

-Muerte rápida sin señales previas de enfermedad.

Después de una hora de estar entrenando, en un día caluroso, los pichones vuelven al palomar y ya no bajan del tejado ni responden a las llamadas del dueño, muriéndose a las pocas horas.

-Muerte precedida por signos visibles de enfermedad.

Entre el comienzo de los síntomas y la muerte (de 3 días a 1 semana), se observa falta de actividad, plumaje embolado, rechazo del alimento, buche hinchado, pérdida de peso, heces amarillo-verdosas en charcos, vómitos…

Por desgracia es un fantasma que ya está asomando entre nosotros. Nos preguntamos si, de alguna manera, podríamos reducir los riesgos de padecerla. Veamos qué apuntan nuestros amigos al respecto:

-Se podrían hacer algunas cosas para reducir las posibilidades de padecer un brote de adeno-coli.

Una sería usar vinagre de manzana, por ejemplo. Una cucharada de vinagre por litro de agua cada dos días reduce las posibilidades de padecer un brote de Coli, pero, por desgracia, esta forma de proceder no nos da ninguna certeza, tan solo reduce el riesgo de padecerla. El yogurt también podría ser beneficioso a causa de los lactobacilos que contienen. Acerca de los probióticos mi mensaje es corto: Científicos de todo el mundo todavía dudan de sus usos y efectos.

-Henk De Weerd (3)

-Las tricomonas pueden abrir la puerta a toda clase de enfermedades, especialmente al E. Coli.

-Evite el stress y el exceso de palomas en el palomar.

¡Vacune a los pichones contra la paramixovirosis lo más precozmente posible!

-Ad Schaerlaeckens (2)

Este es un proceder que deberíamos extender entre nosotros: la costumbre de vacunar a los pichones de manera precoz. Ante la cada vez mayor posibilidad de aparición del síndrome adenocoli, reforcemos los programas de vacunaciones contra la paramixovirosis. Cito el siguiente calendario, recomendado por el Dr. Gyselbrecht (4):

-Vacunar los pichones a las 4 semanas de vida.

-Vacunar a toda la colonia una vez al año.

Dos notas acerca de la coccidiosis, en boca de Ad Schaerlaeckens (2):

-A la llegada de un concurso difícil se detectan muchos coccidios, pero a los pocos días, en cuanto retoman la forma, ya desaparecieron casi en su totalidad.

El veterinario y campeón belga Dr. Marien (su campaña en el 2004 fue extraordinaria a todos los niveles), considera la coccidiosis como un indicador da forma de las palomas.

-Sobre la coccidiosis debemos saber que en un palomar seco difícilmente habrá problemas, que los buenos medicamentos contra a coccidiosis, por lo general bajan la forma de la paloma, y que, espontáneamente, las palomas se pueden recuperar de ella, basta con instalarlas en un local seco. Puede ser un problema en la medida en que se encuentren debilitadas por otras enfermedades, como la paratifosis o la estreptocococias, pero la tricomoniasis, salmonelosis, adeno-coli, o las enfermedades del tracto respiratorio, necesitan de más atención que ella.

¿Con que frecuencia debemos efectuar tratamientos contra las lombrices? La respuesta es simple… siempre que las palomas estén parasitadas por ellas. Realmente sólo se trata de establecer buenas rutinas. En nuestro medio apenas hacemos análisis. Nunca los hicimos rutinariamente y nos cuesta meternos en esa dinámica. Pero resulta bien sencillo, no hay más que recoger aleatoriamente unas pequeñas muestras de heces en el palomar que queramos testar y llevarlas al laboratorio de análisis clínicos más cercano que tengamos a mano. Por menos dinero del que cuesta el tratamiento sabremos si hay o no coccidios, si hay o no lombrices. Y no olvidemos que cualquier tratamiento a ciegas, para una enfermedad que las palomas non padezcan, resulta perjudicial para ellas. Recuerdo una entrevista que le habían hecho a Antoon y Luci van der Wegen en la que el granfondista holandés, que utilizaba remedios preventivos naturales contra los vermes, cada vez que alguien le animaba a utilizar algún medicamento fuerte y eficaz, respondía irónico: “ya nos veremos las caras en el Barcelona” (6).

Respecto a la Viruela, Henk de Weerd, recomienda la vacunación y dice que es necesario repetirla cada año. De 8 a 12 días después, se observará una reacción en el lugar de la inoculación. Se puede vacunar junto con la de paramixovirus.

Sada, 28 de diciembre de 2008.

Transcripción de la charla dada con motivo de la XLII Exposición Galega da Pomba Mensaxeira en Sada.

Xosé Pereiro Francés

Bibliografía.

(1) Columbofilia de hoje e de Amanhá. J.W.E. Stam . Mundo Columbófilo. 1994

(2) www.schaerlaeckens.com

(3)The doctor de Weerd interview. 2002. by Ad Schaerlaeckens. www.schaerlaeckens.com

(4) Ornithose. Dr. C Gyselbrecht.: www.pipa.be/artikels/ORNITHOSE.htm

(5) www.chevita.com

(6) Les champions révèlent. Ce qu´ils n´ont jamais raconté avant! Victor Vansalen. 1995


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