La Telegrafía Alada

La paloma como medio de transmisión

Desde el Arca de Noé hasta nuestros días la paloma ha sido empleada para transmitir noticias, y en la antigüedad hubo verdaderas organizaciones postales aéreas en Siria, en Egipto, Persia…..; se empleó también en la Edad Media y en la Moderna, especialmente en las plazas sitiadas, pero donde culmina su utilidad es en el sitio de París de 1870, en el que gracias a las mensajeras sacadas de la ciudad por medio de globos libres, se mantuvo comunicación constante entre la capital y la parte de Francia no invadida por los prusianos.

Modelo de carro palomar para tracción animal

Como consecuencia de las enseñanzas de aquella guerra se establecieron en todas las Naciones redes de palomares militares principalmente entre las plazas fuertes, para asegurar las comunicaciones alada cuando faltara la telegráfica, y años después la telefónica, instalándose en España el palomar Central en Guadalajara en 1879, y varios otros en años sucesivos, de una extensa red que no llegó a terminarse (Lérida, Jaca, Pamplona, Ciudad Rodrigo, Oyarzum, Badajoz, Tarifa, Ceuta y Melilla, y como enlace Zaragoza, Valencia, Córdoba y Málaga).

Coincidió con la creación de alguno de estos palomares militares las campañas colombófilas de D. Diego de la Llave y la fundación de la Sociedad de Cataluña en 1891, dando lugar a la íntima cooperación de colombófilos civiles y militares.

Sistema Rosoor para el marcado secreto de las palomas
1. Sortija soldada; 2. Sortija abierta; 3 y 4. Sortija y matriz; 5. Ensartador de sortijas; 6. Pequeño aparato para facilitar la colocación de la sortija en la pata de la paloma

La aparición de la telegrafía sin hilos hizo perder importancia a la telegrafía alada en las aplicaciones militares entonces en uso, suprimiéndose en España todos los palomares excepto el Central de Guadalajara, que quedó afecto al Servicio Aerostático en su doble misión de ser utilizado en las ascensiones libres y de seguir cultivando en él las  mensajeras para el sostenimiento y fomento de la afición por medio de la Federación Colombófila Española, patrocinada por el Ministerio de la Guerra.

Al utilizarse cestos de mimbre de reducidas dimensiones, las plumas sufrían mucho y para evitarlo se las envuelve en una funda o corsé de tela 

Parecía antes de estallar la guerra del año 1914 al 1918, que la telegrafía alada sólo tendría limitadísimas aplicaciones militares y que la colombofilia sólo quedaría la parte deportiva, pero la experiencia se encargó bien pronto de demostrar lo equivocado de estos juicios, pues a pesar de emplearse en una extensión jamás soñada la telegrafía eléctrica, la radio, la óptica, el teléfono y la aviación, el empleo de las mensajeras fue también extraordinario y muchísimo mayor de lo que nadie se hubiera podido imaginar, originando un verdadero renacimiento de la colombofilia militar.

Fueron tantos y tan extraordinarios los servicios de las palomas mensajeras, que muchas de ellas fueron condecoradas y citadas en los partes por sus hechos meritorios. En Verdún el monumento dedicado a los colombófilos muertos y a la famosa paloma, la última soltada por el Comandante Reynal desde el fuerte de Vaux, que llegó moribunda, casi intoxicada por los gases, llevando el angustioso despacho, última noticia de sus heroicos defensores, es testimonio elocuente del valor que se dio a estos servicios.

Sujeción del canuto porta-despacho a una de las plumas de la cola

Lo demuestra también que los alemanes en 1816 prohibieron terminantemente la destrucción de las palomas, mensajeras o no, por considerarlas de importancia capital, sancionando las infracciones con penas que podían llegar hasta un año de prisión o multas de 1500 marcos.

Sin dejar de hacerse muchas aplicaciones de la telegrafía alada desde los palomares establecidos en los fuertes, que podríamos llamar clásica, surgió en esta guerra una nueva modalidad: el palomar móvil implantado por el ilustre colombófilo militarizado Leroy Béague , el cual , desarrollando de un modo maravilloso la inteligencia de la paloma, de sedentaria la convierte en nómada, dispuesta a seguir al ejército con su carro-palomar; de ave diurna, siguiendo las enseñanzas de nuestro Estopiñá que la obliga a viajar de noche; se fomentan sus aptitudes ya conocidas para volar sobre el mar, y por último, lo que antes de la guerra era sólo un ensayo ,se generaliza y obligándola ir a comer a otro palomar distinto del suyo, se establece la comunicación bilateral con los viajes ya metódicos y de servicio de ida y vuelta.

Fuente
Instalación y Régimen de Palomas Mensajeras
D. Pedro Vives y Vich 1936

José María Vázquez Gavito


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